lunes, 10 de abril de 2017

El Katéjon, II Tes. II, 6-7 (V de XV)

Antes que nada, no hay que perder de vista que el objeto de la epístola es la Parusía de Nuestro Señor, lo cual se vé ya desde el mismísimo primer versículo.

1. Os rogamos, hermanos, con respecto a la Parusía de Nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión a Él

Notan aquí los autores básicamente dos cosas:

1) El giro, “os rogamos, hermanos” implica que se va a tratar algo importante (cfr. I Tes. IV, 1; V, 12, etc.).

2) La preposición griega ὑπὲρ, que la Vulgata traduce mal como per, debe entenderse no de aquello por lo cual les ruega, sino aquello sobre o con respecto a lo cual San Pablo les ruega a los Tesalonicenses.

Padovani resume bien este último punto:

“Los intérpretes difieren sobre el valor de ὑπὲρ. Muchos (Tomás, Estio, Alápide, Calmet, Martini, Curci, etc.) retienen la versión de la Vulgata “por”, y, por lo tanto, entienden esta palabra en el sentido de que la venida del Señor y nuestra congregación a Él son aquello por lo cual el Apóstol ruega a los tesalonicenses que no se muevan pronto, etc. (v. sig.). Mientras que otros (Bisping, Drach, Van Steenk, Rambaud y muchos acatólicos), y no sin razón, teniendo en cuenta el significado que comúnmente tiene la preposición ὑπὲρ en el NT, la entienden como sobre, con respecto a, y por lo tanto dicen que el adviento del Señor y nuestra congregación en Él es aquello sobre lo cual Pablo ruega a los Tesalonicenses, para que no se muevan pronto, etc., tal como sigue”.

Rosadini:

καὶ ἡμῶν ἐπισυναγωγῆς ἐπαὐτόν (y nuestra reunión a Él), ἐπισυναγωγῆς significa co-unión, congregación (del verbo ἐπισυνάγω que aparece en Mt. XXIV, 31 y Mc. XIII, 27 sobre los justos que han de ser congregados en el juicio final); y esta unión se refiere a aquella de la que Pablo hablara en I Tes. IV, 14-17 sobre los resucitados y vivientes transformados, que juntos han de ir hacia el Señor”.


Rigaux:

ὑπὲρ determina dos genitivos tan íntimamente ligados el uno al otro que están unidos por un solo τῆς (la). Se trata de la parusía (cf. I Tes.) y de la reunión al Señor (…) Conservamos, pues, para ὑπὲρ el sentido de: sobre; marca el doble objeto del que va a hablar Pablo, sobre el cual, sea por carta, sea por conversación, se enteró que los Tesalonicenses tenían necesidad de aclaraciones. Es el objeto principal, si no la causa del envío de esta palabra”.

Rigaux:

Pablo no dice solamente la parusía, sino solemnemente la parusía de Nuestro Señor Jesucristo, Jesús portando todos sus títulos y sobre todo el de Señor”.

Rigaux:

La palabra ἐπισυναγωγῆς no aparece en Pablo más que aquí y en Heb. X, 25: asamblea de cristianos: “no abandonando nuestra congregación”, relacionado con un contexto escatológico, “según costumbre de algunos, sino exhortando, y tanto más, cuanto veis acercarse el día”. La reunión de los fieles en asambleas evoca la reunión celeste. La palabra se encuentra en II Mac. II, 7: Dios congregará la congregación de su pueblo. Allí se trata de una congregación escatológica”.

Rouiller:

Reunión: puesta en paralelismo sintético; el uso de este término en los escritos tardíos atravesados con vehemencia por la esperanza (II Mac. I, 27; II, 7.18), nos hacen comprender que era apto para traducir la espera escatológica: la “dispersión” debía llegar a su fin. Por lo demás, Mateo y Marcos usan el verbo correspondiente para evocar la misma congregación final (Mt. XXIV, 31; Mc. XIII, 27)”.


2. que no pronto os mováis del entendimiento, ni os turbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por epístola, como nuestra: como que presente (esté) el día del Señor.

Θροεῖσθαι (turbéis): cfr. Mt. XXIV, 6; Mc. XIII, 7.

Señala aquí San Pablo el objeto de la oración: que no se turben creyendo que la Parusía ya ha tenido lugar[1], indicando tres modos por los cuales aparentemente los falsarios habían embaucado a los fieles de Tesalónica: por espíritu (es decir, por carismas proféticos) y por alguna palabra ya oral, ya escrita, haciéndoles creer que el Apóstol había enseñado que la Parusía ya había sucedido.

Como se vé, todo sigue girando sobre la Parusía.

Fillion:

Hay gradación ascendente en los dos verbos σαλευθῆναι (mováis) y θροεῖσθαι (turbéis), ambos muy expresivos. El primero marca una agitación profunda y violenta, especialmente la de las aguas del océano; el segundo se dice de un gran ruido o de un tumulto que llena de miedo al corazón”.

Padovani:

Que no pronto os mováis del entendimiento: esto es, como interpreta Teofilacto: “que no os turbéis ni alejéis pronto de la mente ni de la sentencia que hasta aquí tuvisteis, permaneciendo en ella felizmente”. Concuerdan con Teofilacto en cuanto a la substancia S. Tomás, Estio, Alápide, etc., los cuales por entendimiento interpretan la doctrina que los Tesalonicenses habían recibido de San Pablo sobre la venida del Señor”.

Padovani (in I Tes. V, 2):

El día del Señor: Es una frase de San Pablo muy usada para indicar el día de la segunda venida o del juicio final (cfr. I Cor. V, 5; II Cor. I, 14; Fil. I, 6, etc.; cfr. también II Ped. III, 10). Con mucha razón pues, el día del Señor se dice por antonomasia y según la excelencia, en cuanto en él se manifestará muy espléndidamente la majestad y gloria de Cristo, se consumará perfectamente la obra de la redención (por la retribución del premio, debido a los justos), y todos los enemigos de Cristo serán evacuados y a Él se le someterán: cfr. I Cor. XV, 24 ss.”.

Rosadini:

μήτε διἐπιστολῆς ὡς διἡμῶν (ni por epístola, como nuestra): esta aposición como nuestra indica que se trata de una epístola que se decía de Pablo, pero que en realidad no era de él; para precaver estos abusos al fin de la carta pone el Apóstol, como sello de autenticidad, la salutación con su mano (III, 17)”.

Rigaux:

“La demanda de Pablo tiene un objeto. Este es especificado por dos infinitivos. Uno está en aoristo: σαλευθῆναι. Han sido turbados, agitados. Es un hecho y el verbo siguiente en presente muestra que sus efectos duran todavía θροεῖσθαι: alarmados: os pedimos que no os dejéis agitar, y de no estar en un estado de alarma continua. Semejante tensión no les deja ya la posibilidad de ser ellos mismos. Están ἀπὸ τοῦ νοὸς, fuera de su estado mental natural”.

Rigaux:

ἐνέστηκεν, está allí: Toussaint, Biblia de Jerusalén; es la única traducción posible. Traducir inminente es un comentario. Pues ἐνέστηκεν no significa “llegada”, ἔρχεται (I Tes. V, 2); “está cerca”: ἤγγικεν (Rom. XIII, 12); o próximo: ἐγγύς (Fil. IV, 5), sino es venido, está presente. El verbo no reaparece fuera de Pablo más que en Heb. IX, 9 (…) Se ha adoptado “inminente”, no por razones de léxico o gramática, sino porque los Tesalonicenses no podían verdaderamente pensar que el día del Señor ya había realmente llegado. Sin embargo, considerando bien las cosas, el razonamiento del apóstol toma más fuerza si se le deja a ἐνέστηκεν todo su valor. Los agitadores tesalonicenses podían, en su deseo de ver el gran día, decir que “había comenzado”. Ya estamos en él. Es contra la enseñanza oficial del apóstol, II Tes. II, 15, y contra sus claras instrucciones, I Tes. V, 1-2, pero es la doctrina a que Pablo les da cabida y ellos mismos la ponen en práctica: ya no trabajan más: II Tes. III, 6-18”.



[1] Notemos simplemente al pasar que los Tesalonicenses creían que habría vida sobre la tierra después de la Parusía y que San Pablo en ningún momento los corrigió sobre este punto.