viernes, 27 de febrero de 2015

La Iglesia Católica y la Salvación, II Parte. Cap. III: Algunas Razones del Malentendido (III de V)

Obviamente, a San Roberto le gustaba emplear la dicotomía “cuerpo” y “alma” para explicar e ilustrar las diversas distinciones dentro de la Iglesia. En los dos pasajes del De ecclesia militante que hemos citado en este libro, encontramos el término “cuerpo” usado con referencia a la Iglesia en tres formas y la palabra “alma” en dos. Habla de la Iglesia como “un cuerpo vivo”. A pesar del hecho de que esta terminología no se encuentra en el Breviculus collationis, como parecería suponerse por la manera de hablar de San Roberto, es una expresión estándar para describir la Iglesia de Dios. Es, fundamentalmente, el nombre de la Iglesia que se emplea en las Epístolas de San Pablo. La Iglesia es tal que puede ser descripta con precisión bajo la metáfora de un cuerpo vivo, el cuerpo de Cristo.
En la misma oración en la que habla de la Iglesia como “un cuerpo vivo”, San Roberto afirma que “hay un cuerpo y un alma” en la Iglesia. Este “cuerpo” en la Iglesia se describe como consistiendo en “la profesión externa de la fe y la comunicación de los sacramentos”. El “alma” dentro de la Iglesia, según el De ecclesia militante, está constituída por “los dones internos del Espíritu Santo, la fe, esperanza, caridad y los demás”.
Luego pasa a explicar la función del “cuerpo” y del “alma” que había descripto como existiendo dentro del cuerpo vivo que es la Iglesia.  Nos dice que “algunos son del alma y del cuerpo de la Iglesia, y por lo tanto unidos tanto interna como externamente a Cristo, la Cabeza”. En otras palabras, en este segundo capítulo del De ecclesia militante, “alma” y “cuerpo” son nombres metafóricos aplicados a dos grupos diversos de fuerzas o factores que funcionan como lazos de unión dentro de la Iglesia militante del Nuevo Testamento. La persona que es lo que San Roberto llama “de corpore Ecclesiae” es aquella unida a Nuestro Señor en Su Cuerpo Místico por la profesión de la vera fe, el acceso a los sacramentos y la sujeción a las legítimas autoridades eclesiásticas. Aquel que es “de anima Ecclesiae” está unido a Nuestro Señor en Su Iglesia por todos “los dones internos del Espíritu Santo”, o por lo menos por la fe divina genuina.
San Roberto no fue en modo alguno el primer teólogo de la Contrarreforma en incorporar una explicación de estos dos factores o lazos de unión dentro de la Iglesia para su defensa de la posición Católica. Una tal enseñanza siempre había sido parte necesaria de la defensa de la verdad Católica contra los oponentes que afirmaban que el vero reino sobrenatural de Dios del Nuevo Testamento no era en modo alguno una sociedad organizada, sino simplemente el grupo de hombres y mujeres en estado de gracia. San Agustín se enfrentó a un problema similar en su controversia contra los Donatistas, y sus escritos fueron libremente usados por los escritores Católicos que defendían la Iglesia contra los polemistas protestantes.

martes, 24 de febrero de 2015

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel y los Destinos del Pueblo Judío, por Caballero Sánchez. Capítulo XVII (I de V)


CAPITULO DECIMOSÉPTIMO

LA INTERPRETACIÓN DE LA CRÍTICA Y LA QUE SE DA POR TRADICIONAL DEBEN ARMONIZARSE EN UNA TESIS SUPERIOR, QUE ES LA INTERPRETACIÓN ESCATOLÓGICA.

Hemos sostenido relativamente a la 70° semana como única tesis racional la tesis escatológica.
Para corroborar todavía más nuestra posición, examinaremos sintéticamente las dos tesis opuestas: a) la de la Crítica, defendida, v. g., por el P. Lagrange y que todo lo entiende de Antíoco Epífanes, el gran perseguidor de los Judíos y del culto mosaico; b) la de otros muchos exégetas que se dan por voceros de la Tradición, Knabenbauer en particular, y aplican los sucesos aquí profetizados a la reprobación por Dios del culto judío, hecho blanco de providenciales sanciones mediante los romanos.

I.- Es imposible la Tesis de la Crítica.

A) La razón principal que invoca la Crítica consiste en el paralelismo riguroso que pretende encontrar entre los textos relativos a la 70° semana y otros textos de Daniel (cap. VII, VIII, XI, XII), que deben interpretaren de Antíoco, así como entre los hechos de esa semana y los relatados en los Libros de los Macabeos.

"Si se admite que los capítulos VI, VIII, XI, XII se interpretan do Antíoco, con mayor razón deberá admitirse lo mismo de IX, 25-27; pues la visión de las semanas se halla aún más cerca que ellos de lo narrado en los libros de los Macabeos. En efecto, todos los acontecimientos encajan bien en una semana cuya segunda mitad revela el paroxismo del sacrilegio y termina con el fin del perseguidor. La semana cuenta siete años. Ahora bien, Antíoco reinó de 175 a 164. La muerte de Onías debe colocarse en 171. El rey saqueó a Jerusalén después de su primera expedición a Egipto en 170. La toma de Jerusalén y el culto sacrílego tuvo lugar en diciembre 168, después de la segunda expedición a Egipto. La Dedicación aconteció en 165 y la muerte de Antíoco poco después, en 164. Luego la lucha del Epifanes contra el Judaísmo duró siete años; la profanación del Templo duró tres años y diez días, y la atroz persecución probablemente un poco más. Todo así se aplica sin esfuerzo". Hasta aquí el P. Lagrange, en el artículo tantas veces citado, pp. 191, 192, 193.

Reprodúcese aquí un fenómeno que por lo ordinario pasa casi siempre inadvertido.

sábado, 21 de febrero de 2015

El Discurso Parusíaco XVIII: Respuesta de Jesucristo, XIII: La Higuera

El Discurso Parusíaco XVIII: Respuesta de Jesucristo, XIII

Mateo XXIV

32. "De la higuera aprended la parábola: cuando ya sus ramas se ponen tiernas y sus hojas brotan, sabéis que está cerca el verano.
33. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas.

Marcos XIII

28. "De la higuera aprended la parábola: cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan sus hojas, sabéis que está cerca el verano.
29. así también, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas.

Lucas XXI

29. Y les dijo una parábola: "Mirad la higuera y los otros árboles:
30. cuando brotan, al verlos sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca.
31. Así también, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el Reino de Dios está cerca.


Notas lingüísticas:

Ὅταν ἴδητε (Mt. 33 – Mc. 29) (cuando veáis): mismo giro en el v. 15/14 respectivamente, hablando de la Abominación de la desolación.

La única diferencia entre Mt. y Mc. está en que dicen “todas estas cosas” y “estas cosas” respectivamente, pero es un detalle menor.

Sin embargo hay con San Lucas un par de diferencias que dejan entrever la existencia de dos discursos diferentes: por un lado, la referencia a los otros árboles y por el otro el doble uso de la partícula ηδη, ambos propios de San Lucas. Oñate, no viendo aquí más que el sentido primero de las palabras, cree que el término “los otros árboles” son un agregado del tercer Evangelista y con respecto a la otra diferencia, omite traducirla a fin de mantener la “concordia con los otros Evangelistas”, afirmando así, implícitamente, que estamos ante otro agregado. En ambos casos supone algo que tiene que probar, a saber, que los tres relatos son un solo discurso y fuerza desta manera la traducción en razón de una exégesis preconcebida.


Comentario:

Empecemos por el final: ¿a qué se refieren “todas estas cosas” (Mt.), “estas cosas” (Mc., Lc.)?

La respuesta nos parece sencilla: puesto que los tres Sinópticos hacen referencia a las mismas cosas, entonces no pueden significar sino aquello que los tres tienen en común en sus respectivos discursos, y lo único en lo que coinciden es en las señales en el sol, la luna y las estrellas (Mt. 29, Mc. 24-25 y Lc. 25-26), es decir, los signos inmediatos anteriores a su venida en Gloria y Majestad que tendrá lugar no antes de cuarenta y cinco días después de la destrucción del Anticristo.

miércoles, 18 de febrero de 2015

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel y los Destinos del Pueblo Judío, por Caballero Sánchez. Capítulo XVI

CAPITULO DECIMOSEXTO

LA CONSUMACIÓN DE LA DESOLACIÓN

V. 27c: «...y hasta la consumación; pues decretado es que sea derramada sobre la desolación.»

La traducción literal no es complicada. La del P. Lagrange: «hasta que sea ejecutado el decreto dado sobre el horrífico», es exacta substancialmente; pero nos parece mejor conservar lo más posible las palabras técnicas de «consumación decretada», y dejar al schomem su sabor tradicional de «desolación» abominable y horrenda.

En cuanto al sentido profundo de este inciso, estamos plenamente de acuerdo con el P. Lagrange para rechazar la interpretación patrocinada por Knabenbauer.

Este ilustre exégeta imagina que aquí se habla del decreto divino que sanciona la ruina eterna del Judaísmo devastado: «super locum vastatum (res judaica) iterum iterumque vastatio ac desolatio erit, largiter effundetur vehementer instar imbris vel tempestatis, donec excidium omni ratione absolutum ac perfectum fuerit consummatum, quod divino judicio est decretum ac sancitum...» (In Dan., p. 262).

¡Linda manera de oír Dios las angustiadas oraciones de Daniel sobre Jerusalén arruinada y su pueblo disperso! Y ¡qué eficacia la de la oración del mismo Jesucristo crucificado: «Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen...!".

No nos dejemos llevar de fobias antijudías.

En la perspectiva de Daniel y de los demás profetas hay varias «consumaciones y devastaciones».

En el versículo anterior se nos ha recordado «la guerra con devastaciones, decretada» por Dios sobre Jerusalén y la Tierra santa, devastación que reviste también en los Profetas el aspecto de ira consumidora de Dios contra su pueblo para juzgarlo y purificarlo: Purgatorio de Israel. Dura, en su realidad escatológica, "hasta el fin" de la semana, tres años y medio.

domingo, 15 de febrero de 2015

La Iglesia Católica y la Salvación, II Parte. Cap. III: Algunas Razones del Malentendido (II de V)

Este empobrecimiento del tractatus de ecclesia como resultado del accidente histórico de la controversia contra los protestantes en ningún modo fue el único, o ni siquiera el más serio golpe dado a la explicación del dogma de la necesidad de la Iglesia en la literatura de la teología escolástica. Una de las historias más trágicas, pero cómicas en cierto sentido, narrada en la historia de la teología tiene que ver con un muy importante malentendido de la enseñanza propuesta por San Roberto en el más importante de sus escritos, el libro  De ecclesia militante. Este malentendido tuvo las consecuencias más desafortunadas en la enseñanza sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación.
El De ecclesia militante de San Roberto está dedicado esencialmente a la defensa de una tesis: la verdad de que la vera y única ecclesia de Dios en el Nuevo Testamento es una unidad social organizada y visible. Esta tesis es presentada en el segundo capítulo del libro, y el resto de la obra está dedicada a una demostración detalla y clásicamente efectiva de esta verdad. Sería imposible entender cómo fue malinterpretada la enseñanza de San Roberto sin conocer lo que dijo en realidad en ese segundo capítulo.
La primera parte de este capítulo: “La Definición de la Iglesia” está dedicada a la descripción y refutación de varias teorías desarrolladas por herejes para explicar la composición de la vera Iglesia militante del Nuevo Testamento. San Roberta trata cinco de estas teorías, y luego presenta su propia enseñanza, que es verdadera doctrina Católica. Esta es la sección pertinente del segundo capítulo:

jueves, 12 de febrero de 2015

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel y los Destinos del Pueblo Judío, por Caballero Sánchez. Capítulo XV (II de II)

d) ¿Dónde está colocada esa abominación mortalmente horrenda?

El texto masorético que parece decir: «sobre el ala de (las abominaciones)», no tiene sentido satisfactorio. Las versiones griegas son más claras: pterigion, pinnaculum o ἱερὸν, sacrum, son expresiones que no designan ninguna parte determinada del templo judío herodiano, sino el lugar eminente santificado por la presencia y contacto de la Hostia y Pontífice suprimidos[1].

La naturaleza del Sacrificio y de la Oblación suprimida queda suficientemente aclarada si nos situarnos en la perspectiva escatológica del Judaísmo cristiano.

Si la 70° Semana tuviera por teatro la Jerusalén precristiana de los Macabeos, habría que entender aquí per sacrificio y oblación los sacrificios cruentos e incruentos de la Antigua Ley; en especial, la víctima que tarde y mañana se ofrecía a Yahvé sobre el altar de los holocaustos.

Si fuera permitido dejar a un lado la 70° semana, podríamos imaginar que se trata aquí de la cesación efectiva de aquellos mismos sacrificios antiguos con la destrucción del Templo en la guerra de los romanos.

Pero no podemos salir de la 70° semana, y ésta se desarrolla sobre Jerusalén ya iluminada por la Fe cristiana, sobre los Judíos inmersos ya ellos también en la Sangre del Cordero, inmolado por sus pecados y los de todo el mundo.

Trátase, por consiguiente, de la Eucaristía en su doble aspecto de Sacrificio y de Comunión, Inmolación de la Víctima inmaculada y co-inmolación de los fieles purificados[2]. Liturgia santa que para subir hacia Dios en olor de suavidad no debe estar  ni en su fuente sacerdotal ni en sus diversos ritos, para no volverse Cáliz de abominación... Misas sacrílegas y horrendas de un sacerdocio traidor sujeto a los dioses del Estado…

martes, 10 de febrero de 2015

Malas traducciones de la Vulgata en el Apocalipsis, IV Parte

Capítulo XI

6)

Vulgata:

v. 8: “Et corpora eorum jacebunt in plateis civitatis magnæ, quæ vocatur spiritualiter Sodoma, et Ægyptus, ubi et Dominus eorum crucifixus est”.

Traducción correcta:

v. 8: “Y sus cadáveres (yacerán) en la plaza de la ciudad, la grande, que es llamada espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado”.

Observaciones: El singular importa mucho aquí porque prueba, contra Lacunza, que los dos Testigos no son un grupo de personas sino dos individuos.
Por otra parte, la objeción de Lacunza tomada del v. 9 de que no es posible que personas de todo el mundo vea sus cadáveres, se responde muy fácilmente hoy en día con la tecnología.


7)

Vulgata:

v. 17: "Gratias agimus tibi, Domine Deus omnipotens, qui es, et qui eras, et qui venturus es…".

Traducción correcta:

v. 17: “Te agradecemos, Yahvé, el Dios, el Todopoderoso, el que eres y el que eras”.


   Observaciones: A pesar de lo que dicen los comentadores no estamos aquí en la Parusía. El comienzo del reinado quiere decir que va a comenzar la ejecución del juicio por el cual serán castigados los enemigos: Babilonia y las dos Bestias con todo su séquito.
La razón désto es que después de derramarse la tercera copa (XVI, 4-5) el ángel da el mismo nombre que aquí y es claro que no se está en la Parusía pues aún quedan otras tres copas más por derramarse.


   Por lo demás no se habla del Hijo sino de Dios Padre, como ya lo dejamos dicho AQUI.

domingo, 8 de febrero de 2015

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel y los Destinos del Pueblo Judío, por Caballero Sánchez. Capítulo XV (I de II)

CAPITULO DECIMOQUINTO

CESACIÓN POR MEDIA SEMANA DEL SACRIFICIO Y DE LA OBLACIÓN, REEMPLAZADAS POR LA «ABOMINACIÓN DE LA DESOICIÓN»

V. 27b: «Y por media semana hará cesar el Sacrificio y la Oblación, y habrá sobre el ala... abominación de la desolación.»

El sentido general del texto es límpido: el Adversario de Israel suprime la Oblación de la Hostia pura y la reemplaza por otro acto litúrgico calificado de «abominación de la desolación». Y esto dura tres años y medio, la segunda mitad de la 70° semana.

Ciertas palabras y expresiones piden particular atención.

a) Algunas versiones no han conservado la construcción exacta del hebreo: «et cessare faciet hostiam et oblationem»..., construcción que exige como sujeto del verbo algún agente antes enunciado. Han puesto el neutro: deficiet, o el pasivo: ἀρθήσεταί, dejando en la sombra la causa de la supresión del sacrificio.
Sin embargo, la claridad del hebreo y de las principales versiones griegas (katapaúsei)  no permite discusiones. El mismo Agente que antes «hacía firme la alianza con muchos» es el que ahora «hace cesar el sacrificio...», esto es: «el pueblo de un jefe que vendrá».

b) Nótense también pequeñas divergencias en las versiones acerca de las cosas sagradas suprimidas: el ara y la hostia (Sept.); la hostia y la libación (Teodoción); la Hostia y el sacrificio (Vulgata).

El hebreo dice: la Hostia inmolada y la oblación. Tsebah (mactatio) parece ser el acto litúrgico por excelencia: el sacrificio. Minehah (oblatio), acto más genérico de culto, se entiende de toda clase de dones y ofrendas.
Es, en fuerza, no del texto, sino del sistema exegético adoptado, cómo esas palabras son aplicadas por los intérpretes, ya al culto mosaico, ya al culto cristiano.
Hemos mostrado cómo el único sistema conforme con las demás partes del texto es el escatológico. Tiempo es del Judaísmo cristiano, abrazado en el Altar con Jesús-Hostia. De ese culto se habla necesariamente.

c) La expresión schiqouzim meschomem debiera, dicen los entendidos, ser corregida a la luz de las versiones, suprimiendo el plural inexplicable de la primera palabra... Pero, a la luz del Apocalipsis, donde aparece Babilonia la Grande como «Madre de las abominaciones de la tierra», ese plural debería subsistir.

Dispútanse también los críticos sobre la naturaleza gramatical de schomem. ¿Es substantivo o es participio? En el primer caso, tendríamos el sentido que ha prevalecido en las versiones y en la tradición: abominación de la desolación. En el otro caso, preferido por el P. Lagrange, el sentido sería: abominación horrenda.
Controversias de mínima importancia sobre las que no insistimos.

El sentido fundamental es claro: álzase un cáliz de abominación en vez del cáliz de  bendición.

Parece que, en la densidad de las divinas palabras, los matices gramaticales, intencionalmente imprecisos, se funden. El escenario donde se erige el Monstruo de abominación es un desierto de ruinas materiales morales, campo de muerte y de devastación. También «en el desierto» aparece a Juan la visión apocalíptica de Babel la Ramera. Además, aquel Cáliz de abominación que implica en su naturaleza un sacrilegio ritual, es, por lo mismo, algo horrible. Y como se impone por la fuerza cruel y produce alianza demoníaca, al mismo tiempo que horrible se presenta como algo horrendo... Todos esos sentidos se compenetran.

viernes, 6 de febrero de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis I, 10-11 (II de II)

11. Que decía: “Lo que ves escríbelo en un libro, y envíalo a las siete Iglesias: a Éfeso y a Esmirna y a Pérgamo y a Tiatira y a Sardes y a Filadelfia y a Laodicea”.


I) Que decía

Notas Lingüísticas:

Observan los autores aquí que el participio λεγούσης está en genitivo al igual que “trompeta” del versículo anterior cuando debería estar en acusativo.


II) Lo que ves escríbelo en un libro

Notas Lingüísticas:

Charles: “βλέπεις (lo que ves), nuestro autor, al igual que la mayoría de los autores del NT (incluídos el Evangelio y las epístolas de San Juan) usan βλέπειν y no Ὅρα en el presente, excepto  en el imperativo = “mirad” (cuidado). Para el futuro de βλέπειν usa ὄψεσθαι y para el pasivo aoristo ὀφθἡναι”.



Comentario:

Como ya dejamos dicho, la orden de escribir lo que ve se refiere a las dos grandes visiones en que se divide el Apocalipsis: las de Cristo resucitado de I, 12-18 y las del Cap. IV ss, lo cual no coincide con "lo que has visto" del v. 19.

En resumen, a Juan se le ordena escribir a las siete Iglesias, lo cual cumple al narrar los versículos 12-18 (primeras cinco Iglesias) y luego las visiones de los Cap. IV en adelante (dos últimas Iglesias).

Fillion: “Escribe. Esta orden se repite hasta doce veces en el Apocalipsis. I, 11.19; II, 1.8.12.18; III, 1-7-14; XIV, 13; XIX, 9; XXI, 5.


III) y envíalo a las siete Iglesias: a Éfeso y a Esmirna y a Pérgamo
 y a Tiatira y a Sardes y a Filadelfia y a Laodicea

Notas Lingüísticas:

Straubinger, Gelin, Allo (nota) y Fillion (nota), traducen, o al menos le dan el sentido de “lo que vas a ver”; los demás traducen literal “lo que ves”, pero el sentido es el mismo.


Comentario:

Puesto que las dos últimas Iglesias corresponden a las visiones de los Capítulos IV y ss se debe reconocer que el rapto de la Iglesia no puede ser anterior a la Parusía.

Caballero Sánchez, por su parte, ve aquí una confirmación de su exégesis según la cual todas las visiones del Apocalipsis se refieren a “el día del Señor”, es decir, a lo que él llama la última semana escatológica, pero tampoco esto es necesario. Además, como veremos más adelante, se puede demostrar con relativa facilidad el cumplimiento histórico de las cinco primeras Iglesias.

Allo: “Juan recibe la orden de escribir en un royo de papiros lo que ve. Se trata del Apocalipsis todo entero y de enviarlo a las siete iglesias determinadas”.

Gelin cita aquí Is. VI, Jer. I y Ez. I-III.


La Vulgata agrega “A las siete Iglesias que están en Asia”, pero como dice Fillion estas palabras faltan en los mejores códices griegos. Seguramente está tomado del versículo 4.

miércoles, 4 de febrero de 2015

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel y los Destinos del Pueblo Judío, por Caballero Sánchez. Capítulo XIV

CAPITULO DECIMOCUARTO

EL BLOQUE ANTIMESIANICO, DURANTE LA 70° SEMANA

V. 27: «Y hará firme la alianza con muchos durante una semana...».

El texto hebreo no ofrece dificultades. La traducción natural es la que presentamos. Sostiénela con razón el P. Lagrange contra Knabenbauer. Este, en efecto, prefiere entender el texto a la luz de las versiones de Teodoción y de la Vulgata, donde « una semana» en nominativo se toma por sujeto del verbo «hará firme»: καὶ δυναμώσει διαθήκην πολλοῖς ἑβδομὰς μία: "y una semana corroborará el pacto con muchos".
Con todo, la primera razón en que se apoya el P. Lagrange contra Knabenbauer nos parece exagerada. La saca de la significación del verbo higebbir: «Giro de por sí raro —dice—, pues, si bien hallamos en la Escritura que «un día hizo...» (Job., III, 3,10; XXX, 17, Mal., III, 19), no es posible atribuir a «una semana de años» lo que se hace de ordinario con un acto único. A lo más podría decirse que siete años han confirmado una alianza  ya contraída. Pero el sentido de «confirmabit», quizá escogido intencionalmente por la Vulgata, no parece expresar con exactitud el verbo higebbir, que significa: «hizo grande y sólidamente...» (p. 187). Podría responder Knabenbauer que aun reteniendo este sentido, no muy alejado de «confirmabit», no repugna de suyo, por más que la común experiencia demuestra lo contrario, el que siete años de acción mancomunada, entre repetidas y solemnes declaraciones, frente a los mismos ideales y luchando contra las mismas contradicciones, corroboren grandemente una alianza al principio vacilante... Un tiempo de vida común, entre aliados recelosos en el primer momento, los hará entenderse luego mejor para llevar a cabo alguna común empresa.

Pero la verdadera razón de desechar la construcción anormal adoptada por Knabenbauer la saca el P. Lagrange de las mismas versiones consideradas en el inciso siguiente: «Por otra parte —dice— las mismas versiones entendieron claramente que la rareza del giro se habría vuelto intolerable, si se hubiese atribuído a la mitad de la semana el haber  hecho cesar los sacrificios, cosa que debió ser objeto de un decreto con presteza ejecutado". Teodoción y la Vulgata tradujeron desde luego: «y en la mitad de la semana…» Ahora bien, en el hebreo, esta última construcción es absolutamente igual a la anterior. Luego es menester traducirlas del mismo modo» (ibíd., p. 187).
Observación plenamente justificada que comprueba, desde el punto de vista de la crítica textual, la traducción por nosotros adoptada: "y hará firme la alianza con muchos por una semana".

lunes, 2 de febrero de 2015

La Iglesia Católica y la Salvación, II Parte. Cap. III: Algunas Razones del Malentendido (I de V)

III

Algunas Razones del Malentendido

Este libro no estaría completo sin dar por lo menos una rápida indicación de los accidentes históricos que provocaron enseñanzas deficientes e incluso erróneas sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación en algunas secciones de la literatura Católica popular de nuestros días. Es completamente obvio para cualquiera que esté bien familiarizado con los escritos Católicos populares durante la última centuria que este dogma ha sido malentendido y malinterpretado más extensa y profundamente durante este período que cualquier otra parte de la enseñanza Católica. Incluso hoy, después de la aparición de la Mystici Corporis Christi, Suprema haec sacra y de la Humani generis, todavía encontramos de vez en cuando interpretaciones objetables de esta doctrina.
La mayor parte de las erróneas interpretaciones de este dogma surgen de una noción lamentablemente inadecuada de la Iglesia. Durante el siglo pasado ha habido muchos escritores Católicos que parecieron no haberse podido dar cuenta de la absoluta verdad sobre la doctrina de que la Iglesia Católica Romana visible es en realidad lo mismo que el Cuerpo Místico de Cristo y el reino sobrenatural de Dios sobre la tierra. La lección enseñada en la Mystici Corporis y repetida en la Humani generis era muy necesaria en el mundo de las letras Católicas.
Ahora bien, para cualquier estudiante de la historia de la sagrada teología es completamente obvio que no hay otra sección de la doctrina Católica en la cual tuvo lugar un malentendido tan diseminado y profundo. No ha habido tal malinterpretación de la verdad revelada, por ejemplo, dentro de los confines de los tratados de la Santísima Trinidad y de la Encarnación. El hecho de que tal condición fuera posible en este tema particular, dentro del tratado teológico de la Iglesia de Dios, ciertamente requiere una explicación. Y la razón de tal condición es completamente manifiesta en la historia del tratado de ecclesia.
En primer lugar, se debe recordar que el tratado teológico sobre la Iglesia fue una de las últimas secciones de la teología dogmática en tomar una forma científica. La teología escolástica ha sido estudiada intensamente desde el siglo XII. En todo sentido, los tratados que han sido más perfectamente investigados y escritos fueron aquellos contenidos en el Libri sententiarum de Pedro Lombardo y luego en la Summa theologica de Santo Tomás.