sábado, 23 de marzo de 2013

Sobre algunos grupos de personas en el Apocalipsis. VII y VIII


VII. Los Reyes de la Tierra



I, 5: “Y de Jesucristo, el Testigo, el  Fiel, el Primogénito de los muertos y el Príncipe de los reyes de la tierra. A aquel que nos ama y que nos ha librado de nuestros pecados con su sangre…”

VI, 15: “Y los reyes de la tierra y los magnates y los jefes militares y los ricos y los fuertes y todo siervo y libre se escondieron en las cuevas y entre los peñascos de las montañas”.

XVII, 1-2: “Ven acá; te mostraré el juicio de la ramera grande, la que está sentada sobre muchas aguas; con la que han fornicado los reyes de la tierra, embriagándose los moradores de la tierra con el vino de su prostitución”.

XVII, 18: “Y la mujer que has visto es aquella ciudad, la grande, la que tiene imperio sobre los reyes de la tierra”.

XVIII, 3: “Porque del vino de su furiosa fornicación bebieron todas las naciones; con ella fornicaron los reyes de la tierra y con el poder de su lujo se enriquecieron los mercaderes de la tierra”.

XVIII, 9: “Al ver el humo de su incendio llorarán  y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra que con ella vivieron en la fornicación y en el lujo”.

XIX, 19: “Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para dar la batalla contra Aquel que montaba el caballo y contra su ejército”.

XXI, 24: “Las naciones andarán a la luz de ella, y los reyes de la tierra llevan a ella sus glorias”.


Este grupo parece tener cierta relación no sólo con Los Habitantes de la Tierra sino también con otros grupos de los cuales hablaremos hacia el final. Pasemos primero a un somero análisis del mismo.

1) Los reyes de la tierra fornicarán con Babilonia, la gran ramera, la cual dominará sobre todos ellos.

2) Serán unos de los mayores perjudicados cuando Babilonia sea destruida, razón por la cual prorrumpirán en grandes llantos y lamentos.

3) Vivirán en el lujo.

4) Lucharán contra Cristo Rey, aliados con las dos Bestias en la batalla del Harmagedón.

5) No serán muertos en esa batalla sino que sufrirán el castigo recién durante el juicio de las naciones que tendrá lugar, como ya lo dejamos dicho AQUI y AQUI, durante los 45 días posteriores a la aniquilación del reinado del Anticristo.

Contra esto surge una objeción:

El capítulo XIX, 17-18 da a entender que estos reyes serán muertos ya que el ángel invita a las aves a comer “carne de reyes”.

Respuesta: aquí caben tres soluciones:

1) La primera, y la que menos nos gusta, es que en la batalla del Harmagedón no mueren todos los reyes de la tierra sino algunos, y los que quedan vivos son los del capítulo VI que piden a las montañas que caigan sobre ellos.

2) Otra posibilidad es la de no confundir “los reyes” con “los reyes de la tierra”, puesto que, si no nos equivocamos, estos son dos grupos diversos. El último grupo es el que estamos analizando y serían los que gobiernan las naciones, mientras que el primer grupo parecería identificarse con los diez cuernos de la bestia, los diez reyes o naciones de los cuales parece estar formada la Bestia del Mar, los cuales “guerrearán con el Cordero, y el Cordero los vencerá porque es Señor de señores y Rey de reyes” (XVII, 14).

3) La tercera respuesta, y la que más nos gusta, es ver en estos reyes del cap. XIX a los mismos nombrados en XVI, 14: “…son espíritus de demonios que obran prodigios y van a los reyes de todo el orbe a juntarlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso…” es decir los reyes de la tierra serían un grupo más selecto y diferente de los reyes de todo el mundo.

6) Es interesante notar que este mismo grupo de reyes vuelve a aparecer durante el Milenio, pero esta vez sometido a Cristo Rey[1].


Este mismo grupo aparece en las profecías escatológicas en el Antiguo Testamento. Tanto antes como durante el Milenio:

I) Antes del Milenio:

Sal II, 1-2: “¿Por qué se amotinan las gentes, y las naciones traman vanos proyectos? Se han levantado los reyes de la tierra, y a una se confabulan los príncipes contra Yahvé y contra su Ungido[2]

Sal. LXXV, 13: “Hasta la furia de Edom redundará en tu gloria, y los sobrevivientes de Emat te festejarán: haced votos y cumplidlos a Yahvé, vuestro Dios, y todos los pueblos en derredor suyo traigan ofrendas al Temible; a Él, que quita el aliento a los príncipes; al Terrible para los reyes de la tierra”.

Is, XXIV, 21: “En aquel día Yahvé juzgará a la milicia del cielo en lo alto, y aquí abajo a los reyes de la tierra. Serán juntados como se junta a los presos en la mazmorra, quedarán encerrados en el calabozo, y después de muchos días serán juzgados. La luna se enrojecerá y el sol se oscurecerá, porque Yahvé de los ejércitos reinará en el monté Sión y en Jerusalén, y delante de sus ancianos (resplandecerá) su gloria.[3]

Ez. XXVII, 33: (Elegía sobre Tiro) “Con las ganancias de tu comercio marítimo hartabas a muchos pueblos; con la abundancia de tus riquezas y de tus mercancías enriquecías a los reyes de la tierra[4].

II) Durante el Milenio:

Tobías XIV, 5-9: “A la hora de su muerte llamó a sí a su hijo Tobías y a los siete jóvenes hijos de éste, nietos suyos y les dijo: “La ruina de Nínive está cerca; pues la palabra del Señor no dejará de cumplirse; nuestro hermanos que están dispersos fuera de la tierra de Israel, volverán a ella; será repoblada toda su tierra desierta, y reedificada de nuevo la casa de Dios, que fue allí entregada a las llamas. Volverán allá todos los que temen a Dios; los gentiles abandonarán sus ídolos y vendrán a Jerusalén para morar en ella. Allí se regocijarán todos los reyes de la tierra, adorando al Rey de Israel[5]”.

Sal. CI, 14-17: “Tú te levantarás y serás propicio a Sión, porque tiempo es ya de que te apiades de ella; ha llegado la hora. Ya tus siervos aman las piedras. Sienten compasión de sus ruinas. Así, oh Yahvé, los gentiles reverenciarán tu Nombre, y tu gloria todos los reyes de la tierra, porque Yahvé habrá restaurado a Sión, y Él se mostrará en su gloria[6]”.

Sal CXXXVII, 4-5: “Te alabarán Yahvé todos los reyes de la tierra cuando hayan oído los oráculos de tu boca; y cantarán los caminos de Yahvé: “Grande es ciertamente la gloria de Yahvé”[7].

Sal. CXLVIII, 11: “Alabad a Yahvé desde la tierra… reyes de la tierra y pueblos todos…”.

Cfr. también Sal. LXXXVIII, 28.

Como ya lo dejamos dicho al comienzo, este grupo parece tener relación no sólo con “los habitantes de la tierra”, que serían sus súbditos, sino también con otros grupos:

I) Los mercaderes de la tierra: son aquellos que se enriquecen gracias a Babilonia, que parece ser algo así como el centro del capitalismo mundial.

XVIII, 3: “Porque del vino de su furiosa fornicación bebieron todas las naciones; con ella fornicaron los reyes de la tierra y con el poder de su lujo se enriquecieron los mercaderes de la tierra”.

XVIII, 11: “También los mercaderes de la tierra lloran y hacen luto sobre ella, porque nadie compra más sus cargamentos…”. cfr. también v. 15.

XVIII, 23: “Luz de lámpara no brillará más en ti, ni se oirá en ti voz de novio y de novia, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra[8]

II) Los rescatados de la Tierra: es decir, los 144.000 vírgenes que siguen al Cordero doquiera vaya. Estos ni fueron muertos por el Anticristo ni apostataron.[9]


VIII. Diversos grupos.

Para terminar pasemos revista a una serie de grupos que aparecen durante el reinado del Anticristo y que son nombrados de nuevo hacia el final del mismo.

VI, 15 Juicio de las naciones: Y los reyes de la tierra y los magnates y los jefes militares y los ricos y los fuertes y todo siervo y libre se escondieron en las cuevas y entre los peñascos de las montañas.

XIII, 16 Reinado de la Bestia: “E hizo poner a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos una marca impresa en la mano derecha o en la frente”.

XIX, 18 Batalla de Harmagedón: “Venid congregaos para el gran festín de Dios, a comer carne de reyes, carne de jefes militares, carne de fuertes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de todos, de libres y siervos, de pequeños y grandes”.

Ver la RETRACTATIO IV.

Conclusiones:

1) Los Reyes de la tierra parecen no coincidir con los “reyes” del Harmagedón, como ya lo notamos arriba.

2) Los magnates son los mismos que “los traficantes de la tierra”. Cfr. XVIII, 23.

3) Los ricos serán muertos en el juicio de las naciones y no antes.

4) Los militares y fuertes y los siervos y libres mueren parte en la batalla del Harmagedón y parte en el juicio de las naciones.

5) Los pequeños y grandes perecerán en la batalla del Harmagedón.

6) Los reyes (de todo el orbe) y los caballos con sus jinetes perecen en la batalla del Harmagedón.

7) Última conclusión y no la menos importante: los pobres, signados por el Anticristo, no perecen ni en la batalla del Harmagedón ni en el juicio de las naciones, de lo cual parece seguirse como consecuencia natural que ellos serán los habitantes que estén vivos cuando venga el Mesías en Gloria y Majestad. Ellos son los que Daniel en su capítulo XII llama “bienaventurados” y a los cuales parece referirse el cap. I, 7 del Apocalipsis cuando dice:

“Ved, viene con las nubes, y le verá todo ojo, y los que le traspasaron; y harán luto por Él todas las tribus de la tierra. Sí, Amén”

O para decirlo todo de una buena vez: de estos gentiles pobres se poblará la tierra durante el milenio.

Vale!



[1] Este versículo es uno de los varios que prueban, contrariamente a lo que se cree, que los capítulos XXI-XXII no se refieren a la vida después del milenio sino que, por el contrario, es una descripción de esos mil años.

[2] Straubinger: “Gramática concuerda este pasaje con Ap. XIX, 19…”

[3] Pasaje claramente escatológico como lo indican Straubinger y Lacunza (Tomo 1, pag. 122 y Tomo 4, pag. 16, ed. de M. Belgrano).

[4] Straubinger: “Hay en este pasaje, como lo muestra Gramática, muchas expresiones semejantes a las que se usan para la Babilonia apocalíptica (cfr. Apoc. 18, 11-19; Sal. 136, 8 y nota). Véase 26, 1 y nota”.

[5] Straubinger: “8 s. Véase 13, 14. Profecía acerca de la vocación de las gentes y del triunfo final de la Iglesia después de la conversión de Israel (Rom. 11, 25) y de la destrucción del Anticristo (II Tes. 2, 8; Ap. 19, 11 ss). Sobre esto dice Santo Tomás: “Después de la muerte del Anticristo habrá para la Iglesia doble motivo de consolación, a saber: la paz y la multiplicación de la fe, pues entonces todos los judíos se convertirán a la fe de Cristo”.
Notar que Tobías anuncia aquí el fin del cautiverio de Israel en forma tan majestuosa que es fácil comprobar que nunca se ha cumplido hasta el día de hoy. Sobre este tema nada mejor que el Fenómeno VII de Lacunza “Babilonia y sus cautivos”. La Babilonia del Apocalipsis es llamada aquí “Nínive” así como en Ez. XXVII es llamada “Tiro”.

[6] Sin dudas la referencia es al Milenio. Straubinger comenta: “Admirable promesa mesiánica: todos los pueblos y reyes adorarán al verdadero Dios. Esto no se cumplió en el regreso a Babilonia (Sal. 95, 1 y nota); está vinculado, como expresa Santo Tomás, a la conversión de Israel. “La gloria divina está interesada en la restauración de Israel. Naciones y reyes temerán y honrarán a Yahvé cuando comprueben que Él ha reedificado a Sión y ha desplegado su magnificencia; que ha escuchado la plegaria de aquellos a quienes los enemigos habían despojado y que parecían perdidos y sin esperanza” (Calès)… “Según una de las más grandiosas ideas de los profetas, la restauración de Israel tendrá por coronamiento la conversión de las naciones. Así se establecerá el reino de Dios sobre la tierra (Desnoyers)…”

[7] “Un día los reyes de las naciones se convertirán al verdadero Dios al ver qué promesas había hecho Él a Israel por sus profetas y cómo las ha realizado maravillosamente…” Calès, citado por Straubinger.

[8] Estos magnates (mercaderes) de la tierra también serán muertos durante el juicio de las naciones como lo vemos en VI, 15.

[9] No confundir “los habitantes de la tierra” con “los que tienen asiento en la tierra” (XIV, 6). Este último grupo indica a todos los habitantes de la tierra. No así el primero.
La misma distinción se encuentra entre “los reyes de la tierra” y “los reyes de todo el orbe”.