lunes, 4 de marzo de 2013

La Salvación por los Judíos. Léon Bloy. Introducción

Sobre este extraordinario libro ver AQUI y AQUI.

Nota del Blog: A la espera de Elías, el Profeta de Fuego, aquel que ha de Restaurarlo todo, según la misteriosa palabra del Dios Crucificado.


INTRODUCCIÓN

La Salvación de los Judíos, publicada en 1893, ha estado enterrada durante doce años. Como el editor —un excelente y digno hombre formado del limo terrenal expresamente para la producción de esta única obra— cambiara repentinamente de oficio, llevó a su nueva morada, a manera de presa, la considerable multitud de ejemplares no vendidos. La circunstancia de que no tuviéramos contrato firmado lo hacía propietario de ese montón de impresos, y durante dos lustros y medio debí resignarme al secuestro arbitrario del más importante de mis libros. De esta aventura dolorosa y del enorme perjuicio que sufrí he hablado en Mon journal.
La presente edición ha sido corregida en varios pasajes, sin modificaciones esenciales. Bueno es tener presente, no obstante, que hasta los menores cambios tienen mucha importancia en un alegato puramente exegético cuyo alcance podría suponerse incalculable si la humanidad contemporánea se interesara todavía por las Afirmaciones y las Similitudes reveladas.
Puede decirse que después del Capítulo XI de San Pablo a los Romanos y aparte de la inspiración sobrenatural de éste, La Salvación por los Judíos es el testimonio cristiano más enérgico que se haya escrito en favor de la Raza primogénita.
"Si su delito —dice el Apóstol— es la riqueza del mundo y su menoscabo el tesoro de los pueblos, ¿cuánto más lo será su plenitud?" "Si el haber sido repudiados ha traído la reconciliación del mundo, ¿qué será su restablecimiento, sino la vida de los muertos?"[1]
La Salvación por los judíos, que podría considerarse una paráfrasis de ese capítulo de San Pablo, hace ver, desde la primera página, que la Sangre que por la Redención de la Humanidad fue vertida en la Cruz, lo mismo que la que diariamente se vierte en el Cáliz del Sacramento, es —natural y sobrenaturalmente—sangre judía, es ese inmenso río de Sangre Hebrea que tiene su fuente en Abrahán y su desembocadura en las Cinco Llagas de Cristo.
He ahí todo lo que hay que saber, ¿Prestará, por fin el pueblo judío atención a este libro que lo honra más allá de toda esperanza y que nada le ha costado?


LÉON BLOY
19 de Noviembre de 1905.

Octava de la Dedicación de las Iglesias. 


[1] Rom. XI, 12-15.